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411
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Puesto que he comprobado ser mi destino tal,
es servir a las damas mi aspiración total;
aunque comer no pueda la pera del peral
el sentarse a la sombra es placer comunal. | 8 | 4 |
Volvió Sireno a hablar;
dijo: "Ya debes sentir
si yo me quisiera ir,
mas tú me mandas quedar
y mi ventura partir.
Viendo tu gran hermosura,
estoy, señora, obligado
a obedecerte de grado,
mas triste, que a mi ventura
he de obedecer forzado. | 6 | 10 |
Señora la siempre niña,
díganos vuesa merced
qué leguas pone su madre
de Isabelica a Isabel,
pues ha tanto que las pisa,
y menos ratos a pie
que cabalgando, y no llega
al estado de mujer. | 21 | 8 |
Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies
grandes y claros. | 17 | 4 |
Replicó: "Amigo, no curo
de amar no ser amado,
ca por Júpiter vos juro
nunca fui enamorado;
y bien que el Amor ele grado
asayó mi fantasía,
mas, por saber su falsía,
guárdeme de ser burlado". | 23 | 8 |
Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención,
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor. | 11 | 4 |
Irán los monjes carnales
Tras las forzadas doncellas,
Desgarrados los sayales,
Los cordones por dogales
Atados al cuello de ellas. | 26 | 5 |
Busco el palo vencedor,
que siendo de su natura
insensible criatura,
sostuvo a su Criador
hasta darle sepultura.
Busco el árbol venturoso
que la doliente manzana
que Adán comió, de goloso,
con fruto dulce y sabroso
del todo la hizo sana. | 6 | 10 |
Los que van al rosario
no tienen frío,
que la vírgen María
les da su abrigo. | 30 | 5 |
¿Qué roca de ti no sabe
aun más de lo que yo sé?
Viva mi fe.
Pues tu nombre en su dureza
con tu dureza grabé,
viviré como desdichado,
viviré,
moriré. | 21 | 8 |
Sobre su espalda, como roja hoguera,
La lumbre brilla del flamante leño,
Tiñiendo en tanto con purpúreas llamas
Ondas del río. | 17 | 4 |
De aquella, los ilustrados
valentísimos poetas,
vistas las obras completas
y muy sutiles tratados,
por Mosén Jordi acabados,
suplican a tu persona
que reciba la corona
de los discretos letrados. | 3 | 8 |
Llaman pensar así, filosofía,
y al que piensa, filósofo, y ya siento
haberme dedicado a la poesía
con tan raro y profundo entendimiento.
Yo con erudición ¡cuánto sabría...!
Mas vuelta a la visión y vuelta al cuento.
Aunque ahora, que un sastre es esprit fort,
no hay ya visión que nos inspire horror. | 22 | 8 |
Un cazador famoso
mal advertido,
por matar un venado,
mató un marido;
y dijo al verlo:
le miré a la cabeza
y ese fue el yerro. | 31 | 7 |
Restituidme mi vida,
mis placeres tan robados,
conoced, desconocida,
cuánto desagradecida,
no neguéis vuestros pecados;
porque seamos librados
vos de culpa, yo de pena,
no descuidéis mis cuidados
en estos días contados
de esta santa cuarentena. | 12 | 12 |
Azucena fragante
más olorosa
es la Virgen María
blanca paloma.
Es una
que no tiene segunda,
y siempre,
adorada de gente
camino,
el Señor es contigo. | 1 | 10 |
«Por Dios», dijo Mercurio, «y a fee mía,
que no puedo decirlo, y si lo digo,
tengo de dar la culpa a tu porfía». | 43 | 3 |
La ninfa, pues, la sonorosa plata
bullir sintió del arroyuelo apenas,
cuando, a los verdes márgenes ingrata,
segur se hizo de sus azucenas.
Huyera; mas tan frío se desata
un temor perezoso por sus venas,
que a la precisa fuga, al presto vuelo,
grillos de nieve fue, plumas de hielo. | 22 | 8 |
Ofrezco al diablo artificio,
que con apretar la mano,
derriba al hombre más sano
hasta el día del jüicio. | 27 | 4 |
¡Ojalá estuviera ahora,
porque tú fueras servida,
en mi mano la partida
como en la tuya, señora,
está mi muerte y mi vida!
Mas créeme que es muy en vano,
según continuo me siento,
pasarte por pensamiento
que pueda estar en mi mano
cosa que me dé contento. | 6 | 10 |
Incliné al gran consejo la cabeza;
quedéme en pie, que no hay asiento bueno
si el favor no le labra o la riqueza. | 43 | 3 |
Tan sólo has sido sucesivas pieles
desconocidas entre sí en un claro
dividirse: haber sido tantos cuerpos
al mando del idioma de la noche.
Acomoda tu ruina en horas suaves,
y los cuerpos vaciados, con el vino | 37 | 6 |
Las redes sobre el arena,
y la barquilla, ligada
a una roca que las ondas
convierten de piedra en agua,
el pobre Alcïón se queja
por ver a la hermosa Glauca,
fuego de los pescadores
y gloria de aquella playa. | 21 | 8 |
Quien hoy contento vive, no se inquiete
Por lo futuro, y las congojas temple
Con alegre sonrisa: que en el mundo
No hay ventura cumplida. | 15 | 4 |
El ronco arrullo al joven solicita;
mas, con desvíos Galatea suaves,
a su audacia los términos limita,
y el aplauso al concento de las aves.
Entre las ondas y la fruta, imita
Acis al siempre ayuno en penas graves;
que, en tanta gloria, infierno son no breve,
fugitivo cristal, pomos de nieve. | 22 | 8 |
Valiera más que, cautivo,
En esa torre acabara
La triste vida que vivo;
Que la vida que hoy recibo
Me la vendes ¡ay! bien cara. | 26 | 5 |
El sano que de fortuna
no es bien sobrevalorado
maguer sea un letrado
toda su obra es ninguna
que sin gracia apenas una
no existe mundo que sobre
ni árbol pino ni robre
que hoja ni su fruto cobre
la plata se torna pobre
creedlo sin duda alguna. | 12 | 10 |
Pues sabéis de estos dolores
todo el fin en perfectión,
¿quál es la mayor passión,
dolor de trueno o de amores?
Y dezid, Señor: favores
si los gana quien no yerra,
o sirviendo sin errores,
quál encumbra más la sierra,
¿servir de paz o guerra? | 20 | 9 |
Y tú inicial del más esbelto cuello
que a tu tacto haces sólida la espera
no me abandones no Yo haré un camello
del viento que en tus pechos desaltera
Y para perseguir tu fuga en chasis
yo te daré un desierto y un oasis | 36 | 6 |
He regresado hoy
recobrando paisajes
a la casa perdida
en el filo del tiempo.
Allí estaban los años
de tristeza y de juego,
las nostalgias heridas
de mi madre y su ausencia,
las tardes de verano
bajo el nogal antiguo
de canciones y cuentos.
Allí estaba el misterio
de las viejas alcobas,
el desván polvoriento
con el eco sonoro
de temores y risas,
la soledad atroz
de tanta despedida.
Y todo lo cubría
la presencia de ella,
amorosa y distante,
como diosa que sabe
acariciar la aurora
—constante su palabra
inventando mi mundo—
o amasar los silencios
en la casa perdida
en el filo del tiempo. | 45 | 28 |
Soy un cadáver, ¿cuándo me entierran?
Soy un viajero, ¿cuándo me voy?
Soy una larva que se transforma.
¿Cuándo se cumple la ley de Dios,
y soy, entonces, mi blanca niña,
celaje y ave, lucero y flor? | 37 | 6 |
Pregonadas son las guerras
de Francia con Aragón,
¡cómo las haré yo, triste,
viejo y cano, pecador!
¡No reventaras, condesa,
por medio del corazón,
que me diste siete hijas,
y entre ellas ningún varón!
Allí habló la más chiquita,
en razones la mayor:
No maldigáis a mi madre,
que a la guerra me iré yo;
me daréis las vuestras armas,
vuestro caballo trotón.
Conoceránte en los pechos
que asoman bajo el jubón.
Yo los apretaré, padre,
al par de mi corazón.
Tienes las manos muy blancas,
hija; no son de varón.
Yo les quitaré los guantes
para que las queme el sol.
Conoceránte en los ojos,
que otros más lindos no son.
Yo los revolveré, padre,
como si fuera un traidor.
Al despedirse de todos,
se le olvida lo mejor:
¿Cómo me he de llamar, padre?
Don Martín el de Aragón.
Y para entrar en las cortes,
padre, ¿cómo diré yo?
Besóos la mano, buen rey,
las cortes las guarde Dios.
Dos años anduvo en guerra
y nadie la conoció,
si no fué el hijo del rey
que en sus ojos se prendó.
Herido vengo, mi madre,
de amores me muero yo;
los ojos de don Martín
son de mujer, de hombre no.
Convídalo tú, mi hijo,
a las tiendas a feriar;
si don Martín es mujer,
las galas ha de mirar.
Don Martín como discreto
a mirar las armas va:
¡Qué rico puñal es éste,
para con moros pelear!
Herido vengo, mi madre,
amores me han de matar:
los ojos de don Martín
roban el alma al mirar.
Lleváraslo tú, hijo mío,
a la huerta a solazar;
si don Martín es mujer,
la fruta deseará.
Don Martín deja la fruta;
una vara va a cortar:
¡Oh, qué varita de fresno
para el caballo arrear!
Hijo, arrójale al regazo
tus anillos al jugar;
si don Martín es varón
las rodillas juntará,
pero si las separare
por mujer se mostrará.
Don Martín, muy avisado,
hubiéralas de juntar.
Herido vengo, mi madre,
amores me han de matar;
los ojos de clon Martín
nunca los puedo olvidar.
Convídalo tú, mi hijo,
en los baños a nadar.
Todos se están desnudando;
don Martín muy triste está:
Cartas me fueron venidas,
cartas de grande pesar,
que se halla el conde mi padre
enfermo para finar.
Licencia le pido al rey
para irle a visitar.
Don Martín, esa licencia
no te la quiero estorbar.
Ensilla el caballo blanco,
de un salto en él va a montar;
por unas vegas arriba
corre como un gavilán:
¡Adiós, adiós, el buen rey,
y tu palacio real;
que dos años te sirvió
una doncella leal!
Óyela el hijo del rey,
tras ella va a cabalgar.
¡Corre, corre, hijo del rey,
que no me habrás de alcanzar
hasta en casa de mi padre,
si quieres irme a buscar!
Campanitas de mi iglesia,
ya os oigo repicar;
puentecito, puentecito,
del río de mi lugar,
una vez te pasé virgen,
virgen te vuelvo a pasar.
Abra las puertas mi padre,
ábralas de par en par.
Madre, sáqueme la rueca,
que traigo ganas de hilar,
que las armas y el caballo
bien los supe manejar.
Tras ella el hijo del rey
a la puerta fué a llamar. | 28 | 115 |
Pase en sueños las noches y los días,
en lo que toca al pastoral estado,
sin que de amor un mínimo cuidado
sienta, ni sus ancianas niñerías. | 10 | 4 |
Las mujeres... sin ser un tenorio, ¡eso no! ,
tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo. | 7 | 2 |
Faroles, niebla, fondín.
Ese es Joaquín
Que del diamante a la pómez,
Gómez
la talla como el que más.
Bas
Lápiz, óleos, aguarrás,
versos, novelas, pinturas.
¿Capturas o no capturas?
Ese es Joaquín Gómez Bas | 24 | 10 |
De la postrer sonrisa
el resplandor divino
guardaba el rostro como el cielo guarda
del sol que muere el rayo fugitivo. | 40 | 4 |
Conserva del obscuro seminario
el talante modesto y la costumbre
de mirar á la tierra ó al breviario. | 43 | 3 |
Escóndete, carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quiero decillo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas. | 19 | 5 |
Apuntándole arrojan
flechas agudas,
pero siempre lo yerran
por más que apuntan;
gráciles
suspensas en el aire,
sus picos
en no herir son seguidos,
pues fallan,
en eso no son vanas. | 1 | 11 |
Y algún ruiseñor colgado
entre su fresca espesura
daba al aire embalsamado
su cántico regalado
desde la enramada oscura. | 26 | 5 |
Así acabando el bereber valiente,
conmueve los espíritus bizarros
de Amar y de Basir, que ya en sus pechos
a más noble pasión lugar han dado.
Olvidados de Jaira y de Jelifa,
(efectos en amor no extraordinarios,
que como niño en fin le desesperan
tal vez las asperezas y mal trato),
llevados de más altas esperanzas,
y por la espalda el alcabuz terciado
siguen en sus caballos voladores
del presuroso Seleimán los pasos.
Caminan por las sombras de la noche,
y llegando a los fuertes avanzados,
al rendir el Quién vive el centinela,
sintió ser moros y avisó a su cabo. | 29 | 16 |
A Córdoba llegamos, do la fama
Ya divulgara la aventura nuestra,
Y la ciudad ardió, y ardió el imperio
En justa indignación, al ver desheclias"
De modo tan atroz solemnes paees,
De embajador la inmunidad suprema
Profanada, y vertida alevemente
Por cristianos la sangre sarracena."
" Gritó el pueblo muslímico venganza,
A Castilla maldijo, pidió guerra,
Y decretóla Hixcen.... Mas no regía
En momento tan crítico las riendas"
" Del gobierno Almanzor. Se hallaba enlónces
Del rico oriente en las lejanas tierras
Y Giafar (como ayer) el sumo mando
Desempeñaba el tiempo de su ausencia."
" Giafar, que recobrado el poderío
Por sus antiguos triunfos y proezas,
Y por su astucia aun mas, ya de la corte
Wacir y alcaide del alcázar era,"
Si bien nunca aprobar las pazes pudo,
Ni olvidar el mal fin de sus empresas^
De reparar el descalabro antiguo
Vio con gozo ocasión tan lisonjera,"
" Y para castigar al castellano
Armas y tropas sin tardanza apresta;
Al bárbaro Juzef el mando encarga,
Y el exterminio de Castilla ordena
Allá en Burgos en tanto con mi fuga
Aquietada la turba y satisfecha,
Tornó Velázquez del airado conde
El furor contra Lara y la condesa."
"Don Sancho..., incauto jó ven!.... á Velázquez
Creyéndose deudor de su existencia,
El gobierno entrególe del estado,
Y fué su voluntad la ley primera."
"Mayor de edad al punto se declara :
Ala madre infeliz prende y encierra
En estrecha prisión, donde la muerte
Pronto el consuelo fué de su inocencia;"
" Y aunqué al de Lara atrepellar no osa.
Porqué es grande en poder como en nobleza ;
Le desaira, á Sálas le retira,
Y á merced de Velázquez todo queda."
" Mas, ay! que la ambición y la venganza
Son pasiones que nunca satisfechas
Logran mirarse, y cual del mar las olas.
Van creciendo hasta el punto en que se estrellan
Pronto llegaron á la infame Búrgos
Los clamores los llantos y las quejas
De los míseros pueblos fronterizos,
De nuestra furia víctimas primeras "
" Y advirtiendo Castilla que era en vano
Contrarestar las musulmanas fuerzas,
Cayó en abatimiento, y en la corte
Todo fué confusión, miedo y vileza."
" Ricos hombres, abades y prelados
Llevando al arzobispo á su cabeza,
Demandaron al conde que al momento
Satisfacción á nuestro imperio diera,"
f Tal que bastase á contener el curso
Del torrente de lanzas y banderas,
Que iba á inundar á la infeliz Castilla,
Y á arrastrarla á su fin. Esta propuesta"
" Fué muy grata á Velázquez, que anhelaba
Gozar en paz la autoridad suprema,
Y que le presentó nuevo camiiio
De asegurarse para siempre en ella."
Del ofendido Lara harto temible
El nombre y el poder aun considera,
Y el mismo infierno le inspiró la trama
Mas espantosa, abominable y negra
Pensó, y dijo entre sí, de fiero gozo
Palpitándole el pecho : Giafar tregua
Me acordará sin duda, si le entrego
A l que humilló en el campo su soberbia. "
" Marche pues Lara d Córdoba, y á un tiempo
Negociador y victima a l l á sea.
Lumbre infernal resplandeció en su frente,
Bañó su torva faz sonrisa horrenda,"
" Y propuso á don Sancho, que al momento
A nuestra corte el noble Lara venga
A negociar la paz. Pasmóse el conde
A tal proposición, pues le profesa"
í£ A Lara odio de muerte, no dudando
Que del supuesto crimen fué cabeza;
Pero astuto Valázquez le convence,
Y aun con nuevos temores le aniedrenla."
" A l arzobispo encargan al instante
De hablar con Gústios, y aun de hacerle fuerza
Para que la embajada desempeñe.
Sin tener ya de sus agravios cuenta."
" Lara, que por su patria siempre estaba
Pronto á sacrificarlo todo, deja
Al punto á Sálas, y á la corte torna,
Donde todos le halagan y festejan,
Casi se reconcilia con Velazquez;
Solo le ocupa la gloriosa idea
De salvar á Castilla, y dar reparo
Al crimen cometido con mi ofensa :"
" Y con ricos présenles se encamina
A estas murallas. Desdicliado!....A ellas
Antes llegó Eliazim, astuto hebreo.
Que confidente de Velazquez era."
" Y con Giafar oculto y sigiloso
Tuvo larga entrevista, y dio la vuelta
A Burgos al momento....Muchos años
Después lo supe yo....¡Si lo supiera"
" E n aquel punto!... .Oh, cuántos infortuniosí.
Mas ¿quién detiene el curso á las estrellas?
¿ Qué mísero mortal mudar consigue
Lo que está escrito en imborrables letras? | 29 | 113 |
Arquiles e Poligena,
e Ypremestra con Lino,
e la doña de Rrevena,
de quien fabla el Florentino,
vimos con su amante, diño
de ser en tal pena puesto ;
e vimos, estando en esto,
a Semeramís con Nino. | 23 | 8 |
Este infortunio a ser viene
Cifra de tanta aflicción
Y horror tanto;
Ni fin, ni término tiene
El duelo del corazón
Y el quebranto. | 16 | 6 |
Hablo de aquel cativo
de quien tener se debe más cuidado,
que está muriendo vivo,
al remo condenado,
en la concha de Venus amarrado. | 19 | 5 |
Aquél que del rigor fiero de olvido
libra su nombre con eterno gozo,
y es de Apolo y las Musas bien querido, | 43 | 3 |
Porque me hiere un dolor
quiero saber de vos, cierto,
quando matastes Amor
si lo dexastes bien muerto;
o si havía más amores
para dar pena y cuydado,
o si ha ressucitado,
porque, según mis dolores,
Amor me los ha causado. | 20 | 9 |
Los búhos que espantados me seguían
con sus ojos de llamas,
llegaron a mirarme con el tiempo
como a un buen camarada. | 40 | 4 |
Vive Anacreonte, se conserva puro,
fresco el rocío en sus nativas rosas,
y de Safo la lira apasionada
respira amor y fuego. | 15 | 4 |
Le ijo er Tiempo ar queré:
Esa soberbia que tienes
yo te la castigaré. | 41 | 3 |
Junto a la orilla
los pies y la marea:
¿Quién se distancia? | 18 | 3 |
Gonzalo Gústios, el señor de Lara,
Que tiene la atención de todos fija.
En el silencio universal conoce,
Y así dice con voz desfallecida:
" No hablaré de mis penas y desastres.
Ni de aquellas desgracias inauditas
Que destrozaron mi infelice pecho,
Allá en la capital de Andalucía."
"Fueron de tal grandeza, que en el mundo
No habrá quien las ignore, y repetirlas
Renovara el horror en los presentes,
Aumentando el rigor de mis desdichas."
" Ahí qué digo?... infeliz !¿ pueden acaso
Mas aumento tener?....Aunqué resista
Mi lengua el recordarlas, ¿su memoria
Destrozándome el alma no está viva?
Basta, basla.... oh dolor! Ay que mis labios
Nombres y circunstancias no repitan,
Que á la naturaleza estremeciendo.
De escándalo y terror al orbe sirvan."
" De mi larga prisión hablaré solo :
Será mi relación breve y sucinta.
Pues poco hay que decir, si en veinte años
Uniformes han sido horas y diasj"
" Y siempre de dolor. Como de un sueño,
Tal estaba mi mente oscurecida :
Recuerdo que al llegar á los confines
Del imperio andaluz y de Castilla,"
La escolta silenciosa sarracena
En escolta no menos enemiga
Se cambió de cristianos, que en silencio,
Y con crueldad mayor y mayor prisa "
" Al castillo de Lerma me llevaron,
Y con fiero ademan y faz altiva
Me recibió su alcalde, que al momento
En una estancia lóbrega y sombría
" Me encerró, redoblando los cerrojos
De la ferrada puerta. Ay!..t.de mi vida
La flor y robustez entre las garras
De la miseria y aflicion continuas
Se quedaron allí, y allí de arrugas
Se han cubierto mi frente y mis mejillas :
Que la vejez allí vino á buscarme,
Desnudó mi cabeza, y en ceniza"
¿ Tornó mi fuego, cual mi barba en nieve^
Dejando al corazón y al alma mia
Solo vigor y juventud robusta,
Para el rigor sentir de las desdichas."
" Todas mis facultades perecieron
A. lento curso de pesados dias.
Que veinte años eternos completaron,
Y mis penas no mas aun quedan vivas."
Un zafio endurecido carcelero,
Eternamente mudo, en la mezquina
Prisión cada mañana entraba solo.
Tomando precauciones exquisitas "
"Para no verse nunca sorprendido;
El sustento abundante me traía,
Cuidaba el lecho, y dábame las ropas.
Que según la estación eran precisas,"
"Pues los que allí con tan horrenda furia
Sepultado por siempre me tenían,
Para que no acabasen mis tormentos,
Con cruel piedad cuidaban de mi vida.
Mas para que ni el sueño treguas diese
A mi dolor, desde el primero dia
Hasta el último, siempre á media noche....
¡ Oh bárbara crueldad, de hombres indigna!"
" Siete piedras á la alta claraboya
De mi prisión tirando, interrumpían
Con siete golpes claros y distintos
De la noche el silencio—Al alma mia, "
" Y no á la claraboya las tiraban,
Y el corazón y el pecho me rompían,
Recordando que tuve siete prendas.
Que eran pasto á las aves de rapiña,"
" Siete insepultos cuerpos; y que siete
" Cabezas adornaban la mezquita
" Y el alcázar deCórdoba—Hijos mios!"....
Aquí la voz del viejo, convertida
En ásperos sollozos, confundióse
Con un grito de horror, que las distintas
Personas que escuchaban en silencio,
Al oir ferocidad tan inaudita,
A un tiempo levantaron. Giistios Lara
Convulso, apenas tiénese en la silla,
Y en su faz, en su pecho y en sus manos
Se ve el dolor agudo que le agita. | 29 | 89 |
Iban las tranquilas olas
las riberas azotando
bajo las murallas solas,
musgo, espigas y amapolas
ligeramente doblando. | 26 | 5 |
Deja los precipicios
por donde andas,
mira que es más segura
la tierra llana:
deja tropiezos,
para no arrepentirte
fuera de tiempo. | 31 | 7 |
La burla que escuchares no la tengas por vil,
la idea de este libro entiéndela, sutil;
pues del bien y del mal, ni un poeta entre mil
hallarás que hablar sepa con decoro gentil. | 8 | 4 |
Jamás vi peor estado
que es el no atrever y osar,
y entre el callar y hablar,
verse un hombre sepultado.
Y así no quejo del daño
por ser tú quien lo causó,
sino por ver que llegó
a mal tiempo el desengaño. | 4 | 8 |
Fijaron una fecha para ir a contender;
los romanos se afligen, no sabiendo qué hacer,
pues, al no ser letrados, no podrán entender
a los griegos doctores y su mucho saber | 8 | 4 |
Lo que sudó en tu ofensa
trabaje en tu servicio, y de mis males
proceda mi defensa;
mis ojos, dos mortales
fraguas, dos fuentes sean manatiales. | 19 | 5 |
Aclamó sus victorias
la capitana
aunque siendo tan viva
fue reformada:
servida
triunfaba y vencía,
estando
su valor bien pagado
llevaba
a otros santos ventaja. | 1 | 10 |
Abra el limbo orejas, abra,
Dios eterno, que no dudo
que rompa el silencio mudo
desta noche, tu palabra.
No carabela, no zabra
traerá el aviso, que es mucho;
laúd sí, donde ya escucho
zalemas de serafines. | 21 | 8 |
Las flores son arena y los niños son hojas,
y su leve ruido es amable al oído
cuando ríen, cuando aman, cuando besan,
cuando besan el fondo
de un hombre joven y cansado
porque antaño soñó mucho día y noche. | 37 | 6 |
Volví hacia el siniestro lado,
y vi tres magnos varones,
que con sus disposiciones
denotaban gran Estado:
no vestían purpurado,
ni un hábito de seglares,
mas en togas consulares
los vi, si soy acordado. | 3 | 8 |
Habido pues este aviso,
consolóse en gran manera,
y aunque era larga la espera,
partióse del Paraíso
con cara más placentera;
pero cuando allá llegó,
aunque se dio mucha priesa,
al padre muerto lo halló,
y en su memoria plantó
el ramo sobre la mesa. | 6 | 10 |
Sobre la losa que regué con sangre
de una paloma negra y escogida,
fue repetida por mi voz la triste
justa promesa. | 17 | 4 |
Noche arriba los dos con luna llena,
yo me puse a llorar y tú reías.
Tu desdén era un dios, las quejas mías
momentos y palomas en cadena. | 10 | 4 |
Esta de Sibila del su nascimiento
fue jamás nodriza, hasta la sazón
que, como decena, por merecimiento
es ya del colegio del monte Helicón.
Esta, como fija, sucede a Catón,
y siente el secreto de sus aforismos;
esta de los cielos hasta los abismos
comprende las cosas y sabe qué son. | 2 | 8 |
Pues navegáis, alma mía,
por el mar de pensamientos,
do sois de contrarios vientos
combatida cada día;
para no tener fortuna
mirad siempre aquella estrella
del norte, porque sin ella
no habréis bonanza ninguna. | 4 | 8 |
Esta estrofa tan vetusta.
Me gusta.
Una por la que me pirre.
Aguirre.
Otra que me hace feliz.
Beatriz.
Agacho yo la cerviz,
mas no ante el suyo, Ricardo,
que es un mojón y un petardo,
me gusta Aguirre y Beatriz. | 24 | 10 |
Tan galán como altanero,
dejó ver la escala luz
por bajo el arco primero
un hidalgo caballero
en un caballo andaluz. | 26 | 5 |
¿Qué la virtud, la pureza?
¿Qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño
Que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
Mis recuerdos; aturdida
Sin sentir huya la vida;
Paz me traiga el ataúd. | 23 | 8 |
Al principio nos dejaron
de haraganes criando sebo,
pero después... no me atrevo
a decir lo que pasaba
Barajo... si nos trataban
como se trata a malevos. | 39 | 6 |
Mas viendo que le escuchan
con el olfato
Esto dijo Pedonio
de ira bufando.
Palabras
por la boca soltaba
Atentos
este es mi manifiesto
se callen
no molesten de balde | 1 | 11 |
Yo, triste amador insano
de una mujer, que desprecia
mis amorosos suspiros
y mis ardientes querellas,
y que, fina, al mismo tiempo
su más puro afecto empeña
en otro, quizá más digno,
y no más amante della,
¿qué he de hacer? ¿Por qué no muero?
Violenta pasión, sal fuera,
sal, ¿por qué me despedazas
el corazón? ¿Por qué aquejas
tanto un infeliz? ¿Por qué
no haces que apagada sea
esta llama abrasadora
que discurre por mis venas? | 28 | 17 |
Coches cerrados llegaban
a las orillas de juncos
donde las ondas alisan
romano torso desnudo.
Coches, que el Guadalquivir
tiende en su cristal maduro,
entre láminas de flores
y resonancias de nublos.
Los niños tejen y cantan
el desengaño del mundo,
cerca de los viejos coches
perdidos en el nocturno.
Pero Córdoba no tiembla
bajo el misterio confuso,
pues si la sombra levanta
la arquitectura del humo,
un pie de mármol afirma
su casto fulgor enjuto.
Pétalos de lata débil
recaman los grises puros
de la brisa, desplegada
sobre los arcos de triunfo.
Y mientras el puente sopla
diez rumores de Neptuno,
vendedores de tabaco
huyen por el roto muro. | 28 | 26 |
Alora la bien cercada,
tú que estás en par del río,
cercóte el adelantado
una mañana en domingo;
de peones y hombres de armas
el campo bien guarnecido,
con la gran artillería
hecho te había un portillo.
Viérades moros y moras
todos huir al castillo:
las moras llevaban ropa,
los moros harina y trigo,
y las moras de quince años
llevaban el oro fino,
y los moricos pequeños
llevaban la pasa y higo.
Por cima de la muralla
su pendón llevan tendido.
Entre almena y almena
quedado se había un morico
con una ballesta armada
y en ella puesto un cuadrillo
En altas voces decía,
que la gente lo había oído:
¡Treguas, treguas, adelantado,
por tuyo se da el castillo!
Alza la visera arriba
por ver al que tal le dijo;
asestárale a la frente,
salido le ha al colodrillo.
Sacólo Pablo de rienda
y de mano Jacobillo:
estos dos que había criado
en su casa desde chicos.
Lleváronle a los maestros
por ver si será guarido;
a las primeras palabras
el testamento les dijo. | 28 | 39 |
Sábesme tan bien mostrar,
cuando engañarme pretendes,
al revés de lo que entiendes
que al fin me dejo engañar.
Mira si hay que querer más,
o hay de amor más fundamento,
que vivir mi entendimiento
con lo que a entender le das. | 4 | 8 |
¿Conoces ya la tinta meditada
de la primera luz?
Mira el esfuerzo
que en la copa más alta del bosque más oscuro
raya un momento, avisa y mientras cae
forma la claridad.
Así comienza el día.
Así también, contigo,
cobran todas las cosas
un impreciso afán por empezar de nuevo,
por ser tu compañía
cuando el tiempo aparezca. | 45 | 13 |
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando,
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno, en un apuro
me ha visto andar titubiando. | 39 | 6 |
En túmulo de oro vago
cataléptico fakir
se dio el tramonto a dormir
la unción de un Nirvana vago..
Objetívase un aciago
suplicio de pensamiento,
y como un remordimiento
pulula el sordo rumor
de algún pulverizador
de músicas de tormento. | 14 | 10 |
¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura,
que no les sea enojos?
Quien oyó tu dulzura,
¿qué no tendrá por sordo y desventura? | 19 | 5 |
¿Quién con su guante me cita?
Rita.
¿Tiene error lo que mantiene?
Tiene.
Mas yo le doy por pasión,
la razón.
Pues siento tal devoción
que a pesar del menosprecio
le ofrezco todo mi aprecio:
“Rita tiene la razón” | 24 | 10 |
Busca otro amor, me dijiste.
No existe
Igual que yo, busca alguna.
Ninguna,
no hay mujer tan especial
igual.
Y a Dios gracias, al final
pude convencerte cuando
te confesé sollozando:
¡No existe ninguna igual! | 24 | 10 |
Estas pavas ladinas son de gran eficacia,
plazas y callejuelas recorren con audacia,
a Dios alzan rosarios, gimiendo su desgracia;
¡ay!, las pícaras tratan el mal con perspicacia. | 8 | 4 |
Ha prometido Mahoma
Un paraíso, una hurí.
Tú habrás de ser ángel, sí,
En esa región de aroma,
Y hemos de amarnos allí. | 26 | 5 |
por mitad del rigor se precipita
de las lucientes armas contrapuestas,
y da vitorias y vitorias quita | 43 | 3 |
cuando, entre globos de agua, entregar veo
a las arenas ligurina haya,
en cajas los aromas del Sabeo,
en cofres las riquezas de Cambaya;
delicias de aquel mundo, ya trofeo
de Escila, que, ostentado en nuestra playa,
lastimoso despojo fue dos días
a las que esta montaña engendra arpías. | 22 | 8 |
De tan probados enemigos tuyos
ni esperes bien, ni temas lo distinto;
que aquella fortaleza de tu pecho
ha de amansar tu daño, | 15 | 4 |
Mi nuevo nacimiento de la muerte
viaja en el firmamento y en la tierra,
brilla el sol en la noche del silencio
mostrando la grandeza de tu gesto.
Mi humana arquitectura en ti palpita
y se viste con flores de tu senda. | 37 | 6 |
¿Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho, y mañana
digámonos ¡adiós! | 40 | 4 |
Inefable, más hermosa
que todas las muy hermosas,
tesoro de santas cosas,
flor, de blanco lirio glosa,
abundante, fructuosa,
de perfecta caridad,
palma de gran humildad,
esfuerzo de humanidad,
armas de la cristiandad
en cualquier ora espantosa. | 12 | 11 |
te quiero tanto aún, dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas,
que sólo con que tú borrases una
¡las borraba yo todas! | 11 | 4 |
Técnica suprema, inteligente,
Ingenios que llenan la vida toda;
Pero la gente de amor indigente,
El alma vacía, hueca, incómoda. | 35 | 4 |
A tan continuo vértigo,
A tan funesto encanto,
A tan horrible canto,
A tan tremenda lid;
Entre los brazos lúbricos
Que aprémianle sujeto,
Del hórrido esqueleto,
Entre caricias mil | 23 | 8 |
En este punto resonó en mi oído
un rumor semejante al que en el templo
vaga confuso al terminar los fieles
con un amén sus rezos. | 40 | 4 |
Y, por más admiración,
Me quiso mostrar Fortuna
La gran clarificación,
Muy más cándida que luna,
Venus, a quien sola en una
No vi ser equivalente,
hermosa, sabia, excelente,
Digna de excelsa tribuna. | 3 | 8 |
Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos
con oros, copas y bastos,
juega allí mi pensamiento. | 39 | 6 |
Poesía dulce y mística,
busca a la blanca cubana
que se asomó a la ventana
como una visión artística. | 27 | 4 |
¿De dónde tantos dolores?
Amores.
¿Y cuánto cuesta esa herida?
La vida
¿Te mueres si no te quiero?
Me muero.
Y es así, pues nada espero,
que esta ausencia es mi condena:
todo cuanto me enajena
amor es, la vida muero. | 24 | 10 |
No tardaron de poner
junto a la fuente una silla,
tan hermosa maravilla
que hasta es grave de creer:
que su gran resplandecer
toda vista contrastaba;
así que me denegaba
el mero reconocer. | 3 | 8 |
¡Teologal diseño,
rosas del ensueño
de un cielo abrileño! | 42 | 3 |