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411
Puesto que he comprobado ser mi destino tal, es servir a las damas mi aspiración total; aunque comer no pueda la pera del peral el sentarse a la sombra es placer comunal.
8
4
Volvió Sireno a hablar; dijo: "Ya debes sentir si yo me quisiera ir, mas tú me mandas quedar y mi ventura partir. Viendo tu gran hermosura, estoy, señora, obligado a obedecerte de grado, mas triste, que a mi ventura he de obedecer forzado.
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10
Señora la siempre niña, díganos vuesa merced qué leguas pone su madre de Isabelica a Isabel, pues ha tanto que las pisa, y menos ratos a pie que cabalgando, y no llega al estado de mujer.
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8
Su pecho como un fuego de dos llamas ardía en dos regiones levantado, y en doble río llegaba a sus pies grandes y claros.
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4
Replicó: "Amigo, no curo de amar no ser amado, ca por Júpiter vos juro nunca fui enamorado; y bien que el Amor ele grado asayó mi fantasía, mas, por saber su falsía, guárdeme de ser burlado".
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8
Dimos formas reales a un fantasma, de la mente ridícula invención, y hecho el ídolo ya, sacrificamos en su altar nuestro amor.
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4
Irán los monjes carnales Tras las forzadas doncellas, Desgarrados los sayales, Los cordones por dogales Atados al cuello de ellas.
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5
Busco el palo vencedor, que siendo de su natura insensible criatura, sostuvo a su Criador hasta darle sepultura. Busco el árbol venturoso que la doliente manzana que Adán comió, de goloso, con fruto dulce y sabroso del todo la hizo sana.
6
10
Los que van al rosario no tienen frío, que la vírgen María les da su abrigo.
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5
¿Qué roca de ti no sabe aun más de lo que yo sé? Viva mi fe. Pues tu nombre en su dureza con tu dureza grabé, viviré como desdichado, viviré, moriré.
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8
Sobre su espalda, como roja hoguera, La lumbre brilla del flamante leño, Tiñiendo en tanto con purpúreas llamas Ondas del río.
17
4
De aquella, los ilustrados valentísimos poetas, vistas las obras completas y muy sutiles tratados, por Mosén Jordi acabados, suplican a tu persona que reciba la corona de los discretos letrados.
3
8
Llaman pensar así, filosofía, y al que piensa, filósofo, y ya siento haberme dedicado a la poesía con tan raro y profundo entendimiento. Yo con erudición ¡cuánto sabría...! Mas vuelta a la visión y vuelta al cuento. Aunque ahora, que un sastre es esprit fort, no hay ya visión que nos inspire horror.
22
8
Un cazador famoso mal advertido, por matar un venado, mató un marido; y dijo al verlo: le miré a la cabeza y ese fue el yerro.
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7
Restituidme mi vida, mis placeres tan robados, conoced, desconocida, cuánto desagradecida, no neguéis vuestros pecados; porque seamos librados vos de culpa, yo de pena, no descuidéis mis cuidados en estos días contados de esta santa cuarentena.
12
12
Azucena fragante más olorosa es la Virgen María blanca paloma. Es una que no tiene segunda, y siempre, adorada de gente camino, el Señor es contigo.
1
10
«Por Dios», dijo Mercurio, «y a fee mía, que no puedo decirlo, y si lo digo, tengo de dar la culpa a tu porfía».
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3
La ninfa, pues, la sonorosa plata bullir sintió del arroyuelo apenas, cuando, a los verdes márgenes ingrata, segur se hizo de sus azucenas. Huyera; mas tan frío se desata un temor perezoso por sus venas, que a la precisa fuga, al presto vuelo, grillos de nieve fue, plumas de hielo.
22
8
Ofrezco al diablo artificio, que con apretar la mano, derriba al hombre más sano hasta el día del jüicio.
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4
¡Ojalá estuviera ahora, porque tú fueras servida, en mi mano la partida como en la tuya, señora, está mi muerte y mi vida! Mas créeme que es muy en vano, según continuo me siento, pasarte por pensamiento que pueda estar en mi mano cosa que me dé contento.
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10
Incliné al gran consejo la cabeza; quedéme en pie, que no hay asiento bueno si el favor no le labra o la riqueza.
43
3
Tan sólo has sido sucesivas pieles desconocidas entre sí en un claro dividirse: haber sido tantos cuerpos al mando del idioma de la noche. Acomoda tu ruina en horas suaves, y los cuerpos vaciados, con el vino
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6
Las redes sobre el arena, y la barquilla, ligada a una roca que las ondas convierten de piedra en agua, el pobre Alcïón se queja por ver a la hermosa Glauca, fuego de los pescadores y gloria de aquella playa.
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8
Quien hoy contento vive, no se inquiete Por lo futuro, y las congojas temple Con alegre sonrisa: que en el mundo No hay ventura cumplida.
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4
El ronco arrullo al joven solicita; mas, con desvíos Galatea suaves, a su audacia los términos limita, y el aplauso al concento de las aves. Entre las ondas y la fruta, imita Acis al siempre ayuno en penas graves; que, en tanta gloria, infierno son no breve, fugitivo cristal, pomos de nieve.
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8
Valiera más que, cautivo, En esa torre acabara La triste vida que vivo; Que la vida que hoy recibo Me la vendes ¡ay! bien cara.
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5
El sano que de fortuna no es bien sobrevalorado maguer sea un letrado toda su obra es ninguna que sin gracia apenas una no existe mundo que sobre ni árbol pino ni robre que hoja ni su fruto cobre la plata se torna pobre creedlo sin duda alguna.
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10
Pues sabéis de estos dolores todo el fin en perfectión, ¿quál es la mayor passión, dolor de trueno o de amores? Y dezid, Señor: favores si los gana quien no yerra, o sirviendo sin errores, quál encumbra más la sierra, ¿servir de paz o guerra?
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9
Y tú inicial del más esbelto cuello que a tu tacto haces sólida la espera no me abandones no Yo haré un camello del viento que en tus pechos desaltera Y para perseguir tu fuga en chasis yo te daré un desierto y un oasis
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6
He regresado hoy recobrando paisajes a la casa perdida en el filo del tiempo. Allí estaban los años de tristeza y de juego, las nostalgias heridas de mi madre y su ausencia, las tardes de verano bajo el nogal antiguo de canciones y cuentos. Allí estaba el misterio de las viejas alcobas, el desván polvoriento con el eco sonoro de temores y risas, la soledad atroz de tanta despedida. Y todo lo cubría la presencia de ella, amorosa y distante, como diosa que sabe acariciar la aurora —constante su palabra inventando mi mundo— o amasar los silencios en la casa perdida en el filo del tiempo.
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28
Soy un cadáver, ¿cuándo me entierran? Soy un viajero, ¿cuándo me voy? Soy una larva que se transforma. ¿Cuándo se cumple la ley de Dios, y soy, entonces, mi blanca niña, celaje y ave, lucero y flor?
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6
Pregonadas son las guerras de Francia con Aragón, ¡cómo las haré yo, triste, viejo y cano, pecador! ¡No reventaras, condesa, por medio del corazón, que me diste siete hijas, y entre ellas ningún varón! Allí habló la más chiquita, en razones la mayor: No maldigáis a mi madre, que a la guerra me iré yo; me daréis las vuestras armas, vuestro caballo trotón. Conoceránte en los pechos que asoman bajo el jubón. Yo los apretaré, padre, al par de mi corazón. Tienes las manos muy blancas, hija; no son de varón. Yo les quitaré los guantes para que las queme el sol. Conoceránte en los ojos, que otros más lindos no son. Yo los revolveré, padre, como si fuera un traidor. Al despedirse de todos, se le olvida lo mejor: ¿Cómo me he de llamar, padre? Don Martín el de Aragón. Y para entrar en las cortes, padre, ¿cómo diré yo? Besóos la mano, buen rey, las cortes las guarde Dios. Dos años anduvo en guerra y nadie la conoció, si no fué el hijo del rey que en sus ojos se prendó. Herido vengo, mi madre, de amores me muero yo; los ojos de don Martín son de mujer, de hombre no. Convídalo tú, mi hijo, a las tiendas a feriar; si don Martín es mujer, las galas ha de mirar. Don Martín como discreto a mirar las armas va: ¡Qué rico puñal es éste, para con moros pelear! Herido vengo, mi madre, amores me han de matar: los ojos de don Martín roban el alma al mirar. Lleváraslo tú, hijo mío, a la huerta a solazar; si don Martín es mujer, la fruta deseará. Don Martín deja la fruta; una vara va a cortar: ¡Oh, qué varita de fresno para el caballo arrear! Hijo, arrójale al regazo tus anillos al jugar; si don Martín es varón las rodillas juntará, pero si las separare por mujer se mostrará. Don Martín, muy avisado, hubiéralas de juntar. Herido vengo, mi madre, amores me han de matar; los ojos de clon Martín nunca los puedo olvidar. Convídalo tú, mi hijo, en los baños a nadar. Todos se están desnudando; don Martín muy triste está: Cartas me fueron venidas, cartas de grande pesar, que se halla el conde mi padre enfermo para finar. Licencia le pido al rey para irle a visitar. Don Martín, esa licencia no te la quiero estorbar. Ensilla el caballo blanco, de un salto en él va a montar; por unas vegas arriba corre como un gavilán: ¡Adiós, adiós, el buen rey, y tu palacio real; que dos años te sirvió una doncella leal! Óyela el hijo del rey, tras ella va a cabalgar. ¡Corre, corre, hijo del rey, que no me habrás de alcanzar hasta en casa de mi padre, si quieres irme a buscar! Campanitas de mi iglesia, ya os oigo repicar; puentecito, puentecito, del río de mi lugar, una vez te pasé virgen, virgen te vuelvo a pasar. Abra las puertas mi padre, ábralas de par en par. Madre, sáqueme la rueca, que traigo ganas de hilar, que las armas y el caballo bien los supe manejar. Tras ella el hijo del rey a la puerta fué a llamar.
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115
Pase en sueños las noches y los días, en lo que toca al pastoral estado, sin que de amor un mínimo cuidado sienta, ni sus ancianas niñerías.
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4
Las mujeres... sin ser un tenorio, ¡eso no! , tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.
7
2
Faroles, niebla, fondín. Ese es Joaquín Que del diamante a la pómez, Gómez la talla como el que más. Bas Lápiz, óleos, aguarrás, versos, novelas, pinturas. ¿Capturas o no capturas? Ese es Joaquín Gómez Bas
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10
De la postrer sonrisa el resplandor divino guardaba el rostro como el cielo guarda del sol que muere el rayo fugitivo.
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4
Conserva del obscuro seminario el talante modesto y la costumbre de mirar á la tierra ó al breviario.
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3
Escóndete, carillo, y mira con tu haz a las montañas, y no quiero decillo; mas mira las compañas de la que va por ínsulas extrañas.
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5
Apuntándole arrojan flechas agudas, pero siempre lo yerran por más que apuntan; gráciles suspensas en el aire, sus picos en no herir son seguidos, pues fallan, en eso no son vanas.
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11
Y algún ruiseñor colgado entre su fresca espesura daba al aire embalsamado su cántico regalado desde la enramada oscura.
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Así acabando el bereber valiente, conmueve los espíritus bizarros de Amar y de Basir, que ya en sus pechos a más noble pasión lugar han dado. Olvidados de Jaira y de Jelifa, (efectos en amor no extraordinarios, que como niño en fin le desesperan tal vez las asperezas y mal trato), llevados de más altas esperanzas, y por la espalda el alcabuz terciado siguen en sus caballos voladores del presuroso Seleimán los pasos. Caminan por las sombras de la noche, y llegando a los fuertes avanzados, al rendir el Quién vive el centinela, sintió ser moros y avisó a su cabo.
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A Córdoba llegamos, do la fama Ya divulgara la aventura nuestra, Y la ciudad ardió, y ardió el imperio En justa indignación, al ver desheclias" De modo tan atroz solemnes paees, De embajador la inmunidad suprema Profanada, y vertida alevemente Por cristianos la sangre sarracena." " Gritó el pueblo muslímico venganza, A Castilla maldijo, pidió guerra, Y decretóla Hixcen.... Mas no regía En momento tan crítico las riendas" " Del gobierno Almanzor. Se hallaba enlónces Del rico oriente en las lejanas tierras Y Giafar (como ayer) el sumo mando Desempeñaba el tiempo de su ausencia." " Giafar, que recobrado el poderío Por sus antiguos triunfos y proezas, Y por su astucia aun mas, ya de la corte Wacir y alcaide del alcázar era," Si bien nunca aprobar las pazes pudo, Ni olvidar el mal fin de sus empresas^ De reparar el descalabro antiguo Vio con gozo ocasión tan lisonjera," " Y para castigar al castellano Armas y tropas sin tardanza apresta; Al bárbaro Juzef el mando encarga, Y el exterminio de Castilla ordena Allá en Burgos en tanto con mi fuga Aquietada la turba y satisfecha, Tornó Velázquez del airado conde El furor contra Lara y la condesa." "Don Sancho..., incauto jó ven!.... á Velázquez Creyéndose deudor de su existencia, El gobierno entrególe del estado, Y fué su voluntad la ley primera." "Mayor de edad al punto se declara : Ala madre infeliz prende y encierra En estrecha prisión, donde la muerte Pronto el consuelo fué de su inocencia;" " Y aunqué al de Lara atrepellar no osa. Porqué es grande en poder como en nobleza ; Le desaira, á Sálas le retira, Y á merced de Velázquez todo queda." " Mas, ay! que la ambición y la venganza Son pasiones que nunca satisfechas Logran mirarse, y cual del mar las olas. Van creciendo hasta el punto en que se estrellan Pronto llegaron á la infame Búrgos Los clamores los llantos y las quejas De los míseros pueblos fronterizos, De nuestra furia víctimas primeras " " Y advirtiendo Castilla que era en vano Contrarestar las musulmanas fuerzas, Cayó en abatimiento, y en la corte Todo fué confusión, miedo y vileza." " Ricos hombres, abades y prelados Llevando al arzobispo á su cabeza, Demandaron al conde que al momento Satisfacción á nuestro imperio diera," f Tal que bastase á contener el curso Del torrente de lanzas y banderas, Que iba á inundar á la infeliz Castilla, Y á arrastrarla á su fin. Esta propuesta" " Fué muy grata á Velázquez, que anhelaba Gozar en paz la autoridad suprema, Y que le presentó nuevo camiiio De asegurarse para siempre en ella." Del ofendido Lara harto temible El nombre y el poder aun considera, Y el mismo infierno le inspiró la trama Mas espantosa, abominable y negra Pensó, y dijo entre sí, de fiero gozo Palpitándole el pecho : Giafar tregua Me acordará sin duda, si le entrego A l que humilló en el campo su soberbia. " " Marche pues Lara d Córdoba, y á un tiempo Negociador y victima a l l á sea. Lumbre infernal resplandeció en su frente, Bañó su torva faz sonrisa horrenda," " Y propuso á don Sancho, que al momento A nuestra corte el noble Lara venga A negociar la paz. Pasmóse el conde A tal proposición, pues le profesa" í£ A Lara odio de muerte, no dudando Que del supuesto crimen fué cabeza; Pero astuto Valázquez le convence, Y aun con nuevos temores le aniedrenla." " A l arzobispo encargan al instante De hablar con Gústios, y aun de hacerle fuerza Para que la embajada desempeñe. Sin tener ya de sus agravios cuenta." " Lara, que por su patria siempre estaba Pronto á sacrificarlo todo, deja Al punto á Sálas, y á la corte torna, Donde todos le halagan y festejan, Casi se reconcilia con Velazquez; Solo le ocupa la gloriosa idea De salvar á Castilla, y dar reparo Al crimen cometido con mi ofensa :" " Y con ricos présenles se encamina A estas murallas. Desdicliado!....A ellas Antes llegó Eliazim, astuto hebreo. Que confidente de Velazquez era." " Y con Giafar oculto y sigiloso Tuvo larga entrevista, y dio la vuelta A Burgos al momento....Muchos años Después lo supe yo....¡Si lo supiera" " E n aquel punto!... .Oh, cuántos infortuniosí. Mas ¿quién detiene el curso á las estrellas? ¿ Qué mísero mortal mudar consigue Lo que está escrito en imborrables letras?
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113
Arquiles e Poligena, e Ypremestra con Lino, e la doña de Rrevena, de quien fabla el Florentino, vimos con su amante, diño de ser en tal pena puesto ; e vimos, estando en esto, a Semeramís con Nino.
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8
Este infortunio a ser viene Cifra de tanta aflicción Y horror tanto; Ni fin, ni término tiene El duelo del corazón Y el quebranto.
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Hablo de aquel cativo de quien tener se debe más cuidado, que está muriendo vivo, al remo condenado, en la concha de Venus amarrado.
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Aquél que del rigor fiero de olvido libra su nombre con eterno gozo, y es de Apolo y las Musas bien querido,
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3
Porque me hiere un dolor quiero saber de vos, cierto, quando matastes Amor si lo dexastes bien muerto; o si havía más amores para dar pena y cuydado, o si ha ressucitado, porque, según mis dolores, Amor me los ha causado.
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9
Los búhos que espantados me seguían con sus ojos de llamas, llegaron a mirarme con el tiempo como a un buen camarada.
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4
Vive Anacreonte, se conserva puro, fresco el rocío en sus nativas rosas, y de Safo la lira apasionada respira amor y fuego.
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4
Le ijo er Tiempo ar queré: Esa soberbia que tienes yo te la castigaré.
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3
Junto a la orilla los pies y la marea: ¿Quién se distancia?
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3
Gonzalo Gústios, el señor de Lara, Que tiene la atención de todos fija. En el silencio universal conoce, Y así dice con voz desfallecida: " No hablaré de mis penas y desastres. Ni de aquellas desgracias inauditas Que destrozaron mi infelice pecho, Allá en la capital de Andalucía." "Fueron de tal grandeza, que en el mundo No habrá quien las ignore, y repetirlas Renovara el horror en los presentes, Aumentando el rigor de mis desdichas." " Ahí qué digo?... infeliz !¿ pueden acaso Mas aumento tener?....Aunqué resista Mi lengua el recordarlas, ¿su memoria Destrozándome el alma no está viva? Basta, basla.... oh dolor! Ay que mis labios Nombres y circunstancias no repitan, Que á la naturaleza estremeciendo. De escándalo y terror al orbe sirvan." " De mi larga prisión hablaré solo : Será mi relación breve y sucinta. Pues poco hay que decir, si en veinte años Uniformes han sido horas y diasj" " Y siempre de dolor. Como de un sueño, Tal estaba mi mente oscurecida : Recuerdo que al llegar á los confines Del imperio andaluz y de Castilla," La escolta silenciosa sarracena En escolta no menos enemiga Se cambió de cristianos, que en silencio, Y con crueldad mayor y mayor prisa " " Al castillo de Lerma me llevaron, Y con fiero ademan y faz altiva Me recibió su alcalde, que al momento En una estancia lóbrega y sombría " Me encerró, redoblando los cerrojos De la ferrada puerta. Ay!..t.de mi vida La flor y robustez entre las garras De la miseria y aflicion continuas Se quedaron allí, y allí de arrugas Se han cubierto mi frente y mis mejillas : Que la vejez allí vino á buscarme, Desnudó mi cabeza, y en ceniza" ¿ Tornó mi fuego, cual mi barba en nieve^ Dejando al corazón y al alma mia Solo vigor y juventud robusta, Para el rigor sentir de las desdichas." " Todas mis facultades perecieron A. lento curso de pesados dias. Que veinte años eternos completaron, Y mis penas no mas aun quedan vivas." Un zafio endurecido carcelero, Eternamente mudo, en la mezquina Prisión cada mañana entraba solo. Tomando precauciones exquisitas " "Para no verse nunca sorprendido; El sustento abundante me traía, Cuidaba el lecho, y dábame las ropas. Que según la estación eran precisas," "Pues los que allí con tan horrenda furia Sepultado por siempre me tenían, Para que no acabasen mis tormentos, Con cruel piedad cuidaban de mi vida. Mas para que ni el sueño treguas diese A mi dolor, desde el primero dia Hasta el último, siempre á media noche.... ¡ Oh bárbara crueldad, de hombres indigna!" " Siete piedras á la alta claraboya De mi prisión tirando, interrumpían Con siete golpes claros y distintos De la noche el silencio—Al alma mia, " " Y no á la claraboya las tiraban, Y el corazón y el pecho me rompían, Recordando que tuve siete prendas. Que eran pasto á las aves de rapiña," " Siete insepultos cuerpos; y que siete " Cabezas adornaban la mezquita " Y el alcázar deCórdoba—Hijos mios!".... Aquí la voz del viejo, convertida En ásperos sollozos, confundióse Con un grito de horror, que las distintas Personas que escuchaban en silencio, Al oir ferocidad tan inaudita, A un tiempo levantaron. Giistios Lara Convulso, apenas tiénese en la silla, Y en su faz, en su pecho y en sus manos Se ve el dolor agudo que le agita.
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89
Iban las tranquilas olas las riberas azotando bajo las murallas solas, musgo, espigas y amapolas ligeramente doblando.
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5
Deja los precipicios por donde andas, mira que es más segura la tierra llana: deja tropiezos, para no arrepentirte fuera de tiempo.
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7
La burla que escuchares no la tengas por vil, la idea de este libro entiéndela, sutil; pues del bien y del mal, ni un poeta entre mil hallarás que hablar sepa con decoro gentil.
8
4
Jamás vi peor estado que es el no atrever y osar, y entre el callar y hablar, verse un hombre sepultado. Y así no quejo del daño por ser tú quien lo causó, sino por ver que llegó a mal tiempo el desengaño.
4
8
Fijaron una fecha para ir a contender; los romanos se afligen, no sabiendo qué hacer, pues, al no ser letrados, no podrán entender a los griegos doctores y su mucho saber
8
4
Lo que sudó en tu ofensa trabaje en tu servicio, y de mis males proceda mi defensa; mis ojos, dos mortales fraguas, dos fuentes sean manatiales.
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5
Aclamó sus victorias la capitana aunque siendo tan viva fue reformada: servida triunfaba y vencía, estando su valor bien pagado llevaba a otros santos ventaja.
1
10
Abra el limbo orejas, abra, Dios eterno, que no dudo que rompa el silencio mudo desta noche, tu palabra. No carabela, no zabra traerá el aviso, que es mucho; laúd sí, donde ya escucho zalemas de serafines.
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8
Las flores son arena y los niños son hojas, y su leve ruido es amable al oído cuando ríen, cuando aman, cuando besan, cuando besan el fondo de un hombre joven y cansado porque antaño soñó mucho día y noche.
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6
Volví hacia el siniestro lado, y vi tres magnos varones, que con sus disposiciones denotaban gran Estado: no vestían purpurado, ni un hábito de seglares, mas en togas consulares los vi, si soy acordado.
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8
Habido pues este aviso, consolóse en gran manera, y aunque era larga la espera, partióse del Paraíso con cara más placentera; pero cuando allá llegó, aunque se dio mucha priesa, al padre muerto lo halló, y en su memoria plantó el ramo sobre la mesa.
6
10
Sobre la losa que regué con sangre de una paloma negra y escogida, fue repetida por mi voz la triste justa promesa.
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4
Noche arriba los dos con luna llena, yo me puse a llorar y tú reías. Tu desdén era un dios, las quejas mías momentos y palomas en cadena.
10
4
Esta de Sibila del su nascimiento fue jamás nodriza, hasta la sazón que, como decena, por merecimiento es ya del colegio del monte Helicón. Esta, como fija, sucede a Catón, y siente el secreto de sus aforismos; esta de los cielos hasta los abismos comprende las cosas y sabe qué son.
2
8
Pues navegáis, alma mía, por el mar de pensamientos, do sois de contrarios vientos combatida cada día; para no tener fortuna mirad siempre aquella estrella del norte, porque sin ella no habréis bonanza ninguna.
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Esta estrofa tan vetusta. Me gusta. Una por la que me pirre. Aguirre. Otra que me hace feliz. Beatriz. Agacho yo la cerviz, mas no ante el suyo, Ricardo, que es un mojón y un petardo, me gusta Aguirre y Beatriz.
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10
Tan galán como altanero, dejó ver la escala luz por bajo el arco primero un hidalgo caballero en un caballo andaluz.
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5
¿Qué la virtud, la pureza? ¿Qué la verdad y el cariño? Mentida ilusión de niño Que halagó mi juventud. Dadme vino: en él se ahoguen Mis recuerdos; aturdida Sin sentir huya la vida; Paz me traiga el ataúd.
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8
Al principio nos dejaron de haraganes criando sebo, pero después... no me atrevo a decir lo que pasaba Barajo... si nos trataban como se trata a malevos.
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6
Mas viendo que le escuchan con el olfato Esto dijo Pedonio de ira bufando. Palabras por la boca soltaba Atentos este es mi manifiesto se callen no molesten de balde
1
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Yo, triste amador insano de una mujer, que desprecia mis amorosos suspiros y mis ardientes querellas, y que, fina, al mismo tiempo su más puro afecto empeña en otro, quizá más digno, y no más amante della, ¿qué he de hacer? ¿Por qué no muero? Violenta pasión, sal fuera, sal, ¿por qué me despedazas el corazón? ¿Por qué aquejas tanto un infeliz? ¿Por qué no haces que apagada sea esta llama abrasadora que discurre por mis venas?
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17
Coches cerrados llegaban a las orillas de juncos donde las ondas alisan romano torso desnudo. Coches, que el Guadalquivir tiende en su cristal maduro, entre láminas de flores y resonancias de nublos. Los niños tejen y cantan el desengaño del mundo, cerca de los viejos coches perdidos en el nocturno. Pero Córdoba no tiembla bajo el misterio confuso, pues si la sombra levanta la arquitectura del humo, un pie de mármol afirma su casto fulgor enjuto. Pétalos de lata débil recaman los grises puros de la brisa, desplegada sobre los arcos de triunfo. Y mientras el puente sopla diez rumores de Neptuno, vendedores de tabaco huyen por el roto muro.
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26
Alora la bien cercada, tú que estás en par del río, cercóte el adelantado una mañana en domingo; de peones y hombres de armas el campo bien guarnecido, con la gran artillería hecho te había un portillo. Viérades moros y moras todos huir al castillo: las moras llevaban ropa, los moros harina y trigo, y las moras de quince años llevaban el oro fino, y los moricos pequeños llevaban la pasa y higo. Por cima de la muralla su pendón llevan tendido. Entre almena y almena quedado se había un morico con una ballesta armada y en ella puesto un cuadrillo En altas voces decía, que la gente lo había oído: ¡Treguas, treguas, adelantado, por tuyo se da el castillo! Alza la visera arriba por ver al que tal le dijo; asestárale a la frente, salido le ha al colodrillo. Sacólo Pablo de rienda y de mano Jacobillo: estos dos que había criado en su casa desde chicos. Lleváronle a los maestros por ver si será guarido; a las primeras palabras el testamento les dijo.
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Sábesme tan bien mostrar, cuando engañarme pretendes, al revés de lo que entiendes que al fin me dejo engañar. Mira si hay que querer más, o hay de amor más fundamento, que vivir mi entendimiento con lo que a entender le das.
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8
¿Conoces ya la tinta meditada de la primera luz? Mira el esfuerzo que en la copa más alta del bosque más oscuro raya un momento, avisa y mientras cae forma la claridad. Así comienza el día. Así también, contigo, cobran todas las cosas un impreciso afán por empezar de nuevo, por ser tu compañía cuando el tiempo aparezca.
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13
No me hago al lao de la güeya aunque vengan degollando, con los blandos yo soy blando y soy duro con los duros, y ninguno, en un apuro me ha visto andar titubiando.
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6
En túmulo de oro vago cataléptico fakir se dio el tramonto a dormir la unción de un Nirvana vago.. Objetívase un aciago suplicio de pensamiento, y como un remordimiento pulula el sordo rumor de algún pulverizador de músicas de tormento.
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10
¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura, que no les sea enojos? Quien oyó tu dulzura, ¿qué no tendrá por sordo y desventura?
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5
¿Quién con su guante me cita? Rita. ¿Tiene error lo que mantiene? Tiene. Mas yo le doy por pasión, la razón. Pues siento tal devoción que a pesar del menosprecio le ofrezco todo mi aprecio: “Rita tiene la razón”
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10
Busca otro amor, me dijiste. No existe “Igual que yo, busca alguna. Ninguna, no hay mujer tan especial igual. Y a Dios gracias, al final pude convencerte cuando te confesé sollozando: ¡No existe ninguna igual!
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10
Estas pavas ladinas son de gran eficacia, plazas y callejuelas recorren con audacia, a Dios alzan rosarios, gimiendo su desgracia; ¡ay!, las pícaras tratan el mal con perspicacia.
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4
Ha prometido Mahoma Un paraíso, una hurí. Tú habrás de ser ángel, sí, En esa región de aroma, Y hemos de amarnos allí.
26
5
por mitad del rigor se precipita de las lucientes armas contrapuestas, y da vitorias y vitorias quita
43
3
cuando, entre globos de agua, entregar veo a las arenas ligurina haya, en cajas los aromas del Sabeo, en cofres las riquezas de Cambaya; delicias de aquel mundo, ya trofeo de Escila, que, ostentado en nuestra playa, lastimoso despojo fue dos días a las que esta montaña engendra arpías.
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8
De tan probados enemigos tuyos ni esperes bien, ni temas lo distinto; que aquella fortaleza de tu pecho ha de amansar tu daño,
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4
Mi nuevo nacimiento de la muerte viaja en el firmamento y en la tierra, brilla el sol en la noche del silencio mostrando la grandeza de tu gesto. Mi humana arquitectura en ti palpita y se viste con flores de tu senda.
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6
¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor? Pues amémonos hoy mucho, y mañana digámonos ¡adiós!
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Inefable, más hermosa que todas las muy hermosas, tesoro de santas cosas, flor, de blanco lirio glosa, abundante, fructuosa, de perfecta caridad, palma de gran humildad, esfuerzo de humanidad, armas de la cristiandad en cualquier ora espantosa.
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te quiero tanto aún, dejó en mi pecho tu amor huellas tan hondas, que sólo con que tú borrases una ¡las borraba yo todas!
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Técnica suprema, inteligente, Ingenios que llenan la vida toda; Pero la gente de amor indigente, El alma vacía, hueca, incómoda.
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A tan continuo vértigo, A tan funesto encanto, A tan horrible canto, A tan tremenda lid; Entre los brazos lúbricos Que aprémianle sujeto, Del hórrido esqueleto, Entre caricias mil
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En este punto resonó en mi oído un rumor semejante al que en el templo vaga confuso al terminar los fieles con un amén sus rezos.
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Y, por más admiración, Me quiso mostrar Fortuna La gran clarificación, Muy más cándida que luna, Venus, a quien sola en una No vi ser equivalente, hermosa, sabia, excelente, Digna de excelsa tribuna.
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Me siento en el plan de un bajo a cantar un argumento como si soplara el viento hago tiritar los pastos con oros, copas y bastos, juega allí mi pensamiento.
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Poesía dulce y mística, busca a la blanca cubana que se asomó a la ventana como una visión artística.
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¿De dónde tantos dolores? Amores. ¿Y cuánto cuesta esa herida? La vida ¿Te mueres si no te quiero? Me muero. Y es así, pues nada espero, que esta ausencia es mi condena: todo cuanto me enajena amor es, la vida muero.
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No tardaron de poner junto a la fuente una silla, tan hermosa maravilla que hasta es grave de creer: que su gran resplandecer toda vista contrastaba; así que me denegaba el mero reconocer.
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¡Teologal diseño, rosas del ensueño de un cielo abrileño!
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